PREVENCIÓN DEL ESTRÉS

Índice de contenidos

1. Introducción

  • Estrés herramienta adaptativa
  • Estrés problema del siglo XXI
  • ¿Qué sabes sobre el estrés?

2. Etimología de la palabra estrés

3. Tipos de estresores

  • Estresores físico-químicos
  • Estresores psicológico-emocionales
  • Estresores mixtos

4. ¿Cómo funciona el estrés en el cuerpo?

5. Síndrome de Burnout

6. Efectos fisiológicos del estrés

    • Eje SMA: Simpático Médulo-Adrenal
    • Eje HHA: Hipotalámico- Hipofisiario- Adrenal

7. Fases del estrés (Contenido exclusivo del curso)

8. Curso online de Prevención de Estrés

1. Introducción

Estrés herramienta adaptativa

El estrés es una herramienta adaptativa de vital importancia ante situaciones de vida o muerte, y por ello está impreso en nuestro ADN, para protegernos y darnos más opciones de sobrevivir en situaciones límites. Gracias al estrés obtenemos la energía necesaria bien, para luchar y “enfrentarnos a la fiera”, o huir y correr para ponernos a salvo. El estrés genera tensión muscular que se resuelve por si sola cuando luchamos o huimos. El problema subyace cuando no somos capaces de liberar esa tensión muscular y se acumula en el tiempo.

Estrés problema del siglo XXI

Quizás no sintamos el estrés como una amenaza porque en las estadísticas nunca aparece como causa de defunción. Sin embargo, al mirar más en detalle esas estadísticas apreciamos que las primeras causas de defunción en el estado español son las enfermedades del sistema circulatorio y los tumores, ambas sumando más de un 50%. Pues bien, dos de los efectos del estrés a largo plazo son la acumulación de placas en las arterias produciendo hipertensión y riesgo coronario, y la disminución de la actividad del sistema inmune que repara los daños celulares. Si nuestro cuerpo no es capaz de reparar daños celulares es más fácil desarrollar un tumor. Las evidencias apuntan de forma inequívoca a una relación entre estas enfermedades y el estrés, aunque, por supuesto, existen otros factores también determinantes.

 

¿Cuántas consultas de atención primaria tienen su origen en el estrés?

En Estados Unidos esto se ha investigado, y según un estudio del departamento de salud y servicios de ese país, entre un 70 a un 80% de las visitas médicas en atención primaria es originado por el estrés, o por enfermedades derivadas por su causa. Además, el estrés contribuye en un 50% a todas las enfermedades en los Estados Unidos. Seguramente no podamos extrapolar estos datos al ámbito nacional en España, pero en nuestro país, el estrés también es un grave problema. Según el INE, el 59% de los trabajadores sufre estrés en su puesto laboral, y según otro estudio de la Fundación Europea para la Mejora de las Condiciones de Vida, el 20% de los trabajadores sufren Síndrome de Burnout.

¿Qué sabes sobre el estrés?

¿Alguna vez en clase o en el trabajo te han dado una charla de los efectos nocivos del estrés y de cómo atajarlos? ¿Estamos al corriente de las repercusiones que el estrés tiene a largo plazo en el organismo? ¿Somos conscientes de que las hormonas del estrés atraviesan la placenta y pueden alterar el sistema nervioso central del feto y con ello predisponerlo a futuras enfermedades? ¿Sabes que el estrés puede cambiar nuestra configuración ósea incluso provocar la muerte?

Teniendo en cuenta la importancia de esta condición y lo ampliamente distribuida que se encuentra vamos a profundizar en este artículo sobre distintos aspectos relacionados con el estrés para conocer mejor este tema.

2. Etimología de la palabra estrés

La palabra estrés procede del inglés “stress” que significa presión o tensión, y ésta, a su vez, procede del latín “strictus”, cuyo participio “stringere” se asocia con la raíz indoeuropea “streig” que significa apretar. La palabra se emplea por primera vez en los años 30 refiriéndose a una amenaza o un peligro sobre el estado de homeostasis, es decir, sobre el estado de equilibrio de un organismo.

Presión, tensión, apretar, homeostasis y equilibrio son palabras clave para comprender el significado completo de la palabra estrés, tal y como la entendemos hoy en día, y las iremos empleando a lo largo de este artículo.

3. Tipos de estresores

La causa del estrés siempre es un estímulo. El estímulo puede provenir del medio externo, es decir fuera de nuestro organismo, o puede proceder de nuestro propio cuerpo. A su vez el estímulo puede ser físico-químico o psicológico-emocional.

Estresores físico-químicos

Un estímulo externo físico sería un terremoto, una exposición a temperaturas bajo cero prolongadas, o encontrarnos con un animal salvaje peligroso. Mientras que un estímulo externo químico podría ser un escape de gas.

Estresores psicológico-emocionales

Por otro lado, en el estrés psicológico o emocional la valoración del sujeto ante el estímulo juega un papel preponderante. Como no hay dos personas iguales, tampoco hay dos situaciones idénticas que estresen por igual a las personas. El motivo principal para que esto suceda así es la percepción del estímulo por parte de la persona, unido a su experiencia personal. Bruce Lipton dice que la realidad es menos importante que la percepción que tengas de los hechos desde un punto de vista biológico. Con otras palabras, pero de manera muy similar ratifica este pensamiento el fisiatra Joselovsky “lo real es lo que pasa, realidad es aquello que creemos que ocurre”. Esa percepción o realidad viene motivada en gran medida por nuestra experiencia pasada.

Estresores mixtos

En cualquier caso, lo más habitual es encontrarnos con estresores mixtos, es decir, un estresor físico o químico lo vamos a tener que valorar y esta evaluación subjetiva nos puede producir más miedo, ansiedad, dolor, etc. en función de nuestra personalidad y nuestros recursos. Ante un terremoto no es lo mismo la persona que mantiene la calma, y sabe que tiene que salir de su casa a un espacio abierto, que otra que a pesar de tener ese conocimiento se pone más nerviosa y no atina con la manilla. Las dos personas están estresadas, pero una mantiene los niveles de estrés más bajos, porque está centrada en ponerse a salvo, y otra se está dejando llevar más por las emociones. Una está haciendo trabajar el cortex prefrontal, y otra está haciendo trabajar más el sistema límbico.

Que una persona se estrese, o no, dependerá en gran medida de su sangre fría, de su talante, del domino de sí misma, de sus experiencias pasadas, de lo bien que haya descansado y comido y, por supuesto, de las circunstancias. Ya lo dijo Ortega y Gasset: “yo soy yo y mi circunstancia, y si no las salvo a ella, no me salvo yo”.

4. ¿Cómo funciona el estrés en el cuerpo?

No solemos ser conscientes de lo complejo que es el organismo y su funcionamiento, y de la importancia que tiene mantener la homeostasis o el equilibrio. Cuando perdemos nuestro equilibrio empezamos a manifestar síntomas que serán, más leves o más graves, en función de la duración del problema que esté causando la pérdida de ese equilibrio. El estrés puede llegar a ser uno de esos problemas, cuando la intensidad del estrés es elevada y su duración es prolongada.

Para entender cómo funciona el estrés en el cuerpo vamos a emplear un ejemplo:

Imaginémonos que estamos regando unas plantas con una manguera. En un momento determinado decidimos apretar esa manguera. Ejercer presión sobre la manguera hace que se estreche el canal, y que el volumen de agua que circula por ella viaje a mayor velocidad. Si no queremos anegar las plantas tendremos que tener cuidado con la presión que ejercemos en la manguera para regular el caudal de agua que pasa.

Ahora pensemos por un instante, que las arterias de nuestro cuerpo son esa manguera. El estrés en el cuerpo humano provoca que la sangre de nuestras arterias vaya más rápida. Es como si estuviésemos ejerciendo una presión sobre ellas, al igual que hacíamos con la manguera. Esta presión se lleva a cabo a través de un sistema químico hormonal, que funciona como si, de hecho, las arterias estuvieran siendo presionadas físicamente.

En un caso extremo, si hacemos muchísima presión sobre la manguera, el agua de repente dejaría de pasar. De la misma manera, cuando tenemos un nivel de estrés muy elevado mantenido durante mucho tiempo podemos llegar a tener episodios de infartos de miocardio o ictus que, no dejan de ser una interrupción del riego sanguíneo de las arterias correspondientes, conduciendo a la muerte y/o necrosis de los tejidos afectados. El estrés facilita que la grasa se acumule en las arterias formando placas y estrechando la luz del conducto provocando el inicio de la arteriosclerosis, lo que puede terminar provocando los infartos.

De hecho, el 12% de los problemas coronarios en España están causados por el estrés. El estrés, por sí mismo, es capaz de provocar las mismas consecuencias en el corazón que el tabaco, o la hipertensión.

Pensar en el estrés como algo tangible y real, como es una presión sobre una manguera te va a hacer más consciente sobre la necesidad de reducir el nivel de estrés en tu vida.

5. Síndrome de Burnout

En el ámbito laboral un estrés prolongado puede conducir al síndrome de burnout. La Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoció oficialmente el burnout o “síndrome de estar quemado” o “síndrome de desgaste profesional” como enfermedad, tras la ratificación de la revisión número 11 de la Clasificación Estadística Internacional de Enfermedades y Problemas de Salud Conexos (CIE-11), aprobada en 2019. La entrada en vigor se fijó para el próximo 1 de enero de 2022.

La OMS define este síndrome como:

Resultado del estrés crónico en el puesto de trabajo que no ha sido bien gestionado, y que se caracteriza por tres dimensiones

  • Sensaciones de agotamiento o falta de energía
  • Aumento de la distancia mental sobre el trabajo personal, o sensaciones de cinismo y negativismo relacionados con el trabajo personal
  • Reducción de la eficacia profesional

Fue el psicólogo Herbert Freudenberger quien, en 1974, en su libro “Burnout: The High Cost of High Achievement” empleó por primera vez el término «burnout». La persona que sufre “burnout” no es capaz de realizar adecuadamente sus funciones, porque presenta falta de energía, o se siente agotada física o psicológicamente. Como consecuencia disminuye su motivación para desempeñar sus funciones, y disminuye su eficacia en el trabajo, lo que puede conllevar a una sensación de frustración y agudizar la problemática.

Podríamos simplificar diciendo que el burnout es la fase final del proceso del estrés.

6. Efectos fisiológicos del estrés

El efecto fisiológico del estrés es una reacción química en cadena, que prolongada en el tiempo y cuando no damos salida a ese estrés genera tensión que se acumula en la parte blanda del cuerpo (músculos, tendones, ligamentos, fascias, órganos, etc.)

Como hemos visto, para que se active la respuesta del estrés tiene que existir un estímulo. Cualquier estímulo externo o interno se procesa por nuestro Sistema Nervioso Central (SNC) y una vez procesado pueden ocurrir dos cosas:

  • Si el estímulo no nos parece una amenaza, no nos estresamos y por tanto mantendremos la homeostasis o equilibrio corporal.
  • Si consideremos el estímulo una amenaza, entonces se activa la respuesta del estrés.

Cuando el cuerpo activa el mecanismo de emergencia del estrés se ponen a funcionar dos sistemas:

  • Eje SMA (Simpático Médulo-Adrenal)
  • El eje HHA (Hipotalámico-Hipofisiario-Adrenal)

Eje SMA: Simpático Médulo-Adrenal

Las acciones involuntarias del organismo están controladas por el Sistema Nervioso Autónomo (SNA) que se subdivide en Sistema Nervioso Simpático (SNS), Parasimpático (SNP) y Entérico (SNE). El que nos interesa es el SNS, que prepara al cuerpo para reaccionar en situación de estrés. Cuando tenemos una reacción de estrés, un mensajero cerebral viaja a través de los nervios que salen de la médula espinal hasta la zona central de la glándula suprarrenal, por encima de los riñones, y se activa la secreción principalmente de la hormona adrenalina, y en menor medida de la noradrenalina.

El fin de la secreción de adrenalina es preparar al cuerpo para un ataque o para una huida, aunque si la amenaza es grande podemos reaccionar paralizándonos también, pero no es la respuesta habitual. Tanto en el ataque como en la huida, lo que el cuerpo necesita es más oxígeno, más sangre en los músculos, más energía y mejor visión. Por lo tanto, lo que sucede es que el corazón empieza a bombear más rápidamente para aumentar el oxígeno que lleva la sangre a los músculos. Paralelamente, aumenta la frecuencia respiratoria para renovar ese oxígeno. Las pupilas se dilatan para ver mejor, y se liberan las reservas de glucógeno del hígado para dar energía a los músculos. (El glucógeno es la reserva de glucosa o azúcar que se almacena, bien en el hígado, o en los músculos). El cuerpo prioriza la energía llevando la sangre a los músculos incluido el corazón y al cerebro. Hay por tanto menos energía para el crecimiento celular, la reparación de tejidos, la fabricación de células del sistema inmune, la digestión, o la reproducción. Por otro lado, la noradrenalina aumenta la tensión arterial, el ritmo cardíaco, produce vasoconstricción en los riñones, en la piel e intestino, lo que provoca que la sangre se retire de esas zonas, y además excita el cerebro y produce la erección del vello.

La respuesta global en segundos hace que estemos más alertas y vigilantes, que respiremos más entrecortadamente, que comencemos a sudar o experimentar calor debido a la liberación de energía. Además, los músculos se tensan.

Eje HHA: Hipotalámico- Hipofisiario- Adrenal

En cuanto al eje HHA, el hipotálamo, (región que se encuentra en el centro del cerebro) segrega una sustancia que estimula la secreción de la hormona ACTH (hormona adenocorticotrópica) en la hipófisis (glándula endocrina que se encuentra en la base del cerebro). La ACTH liberada al torrente sanguíneo tiene como diana la corteza de las glándulas suprarrenales. Cuando llega a su diana, las glándulas comienzan a secretar cortisol que a su vez es liberada al torrente sanguíneo. Todo esto sucede en cuestión de segundos.

El cortisol aumenta la energía disponible movilizando la reserva de la glucosa de los tejidos, estimulando la degradación de proteínas en aminoácidos y fomentando la lipólisis liberando ácidos grasos. Para entender el verdadero significado de estas acciones debemos pensar que cuando el cuerpo está relajado los aminoácidos forman proteínas, que son necesarias para muchas funciones biológicas, los ácidos grasos forman moléculas más complejas denominadas lípidos, que son parte estructural de todas nuestras células, y los azúcares simples se juntan para formar moléculas más complejas denominadas glucógenos para almacenar energía. El cortisol lo que hace es el proceso inverso, es decir, destruye moléculas de glucógeno, de lípidos y también proteicas para liberar energía. En el medio plazo, para tener energía disponible el cortisol ralentiza el metabolismo, y comienza a degradar tejido muscular en forma de grasa que almacena en la zona abdominal, por eso, las personas que tienen grasa extra acumulada en su zona abdominal debieran de considerar si es debido al estrés en sus vidas, al menos puede ser un indicador a tener en cuenta.
El cortisol, además, estrecha las arterias y junto con la función de la adrenalina que aumenta el ritmo cardíaco fuerza a la sangre a ir más rápido.

La respuesta a un estímulo estresante es siempre la misma, pero de su duración depende que los síntomas sean breves y pasajeros, es decir, que todo dure unas horas, o nos induzcan enfermedades de mayor o menor grado debido a la prolongación del estrés en el tiempo.

Como podemos observar, el estrés prolongado en el tiempo es inequívocamente una fuente de enfermedad, de envejecimiento prematuro, y de aumento de la mortalidad, por eso es esencial poder combatirlo a tiempo.

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Podemos diferenciar tres fases marcadas relacionadas con el estrés a corto a medio y a largo plazo.

Corto plazo: Fase de alerta, lucha o huida

El efecto conjunto de la adrenalina y el cortisol en el corto plazo provoca:

  • Aumento de la frecuencia cardíaca y la respiración
  • Se dilatan las pupilas
  • La sangre retrocede de la piel, manos, pies, intestinos, riñones y se concentra en los músculos, corazón y cerebro

Si pasada la situación que provocó el estrés conseguimos eliminar el exceso de tensión puntual haciendo ejercicio como correr, o andar rápidamente, o algo que nos active la musculatura, esa situación puntual la habremos resuelto satisfactoriamente.

Medio plazo: Fase de defensa (aguantar)

El efecto conjunto de la adrenalina y el cortisol en el medio plazo puede provocar:

  • Diarrea o estreñimiento
  • Dolor abdominal
  • Aumento del apetito (sobre todo de alimentos ricos en azúcar y grasa) y ganancia de peso en la zona abdominal
  • Fatiga
  • Comienzo de pérdida de pelo
  • Dolor de cabeza
  • Tensión muscular en espalda, hombros
  • Resfriados
  • Eccema, soriasis
  • Periodos de regla irregulares

En este caso no hemos sabido resolver las situaciones de estrés puntuales que hayamos tenido y las hemos empezado a acumular en el organismo. Cuando la tensión se acumula en el cuerpo empiezan los problemas de dolores de espalda, dolores de cabeza debido a una musculatura del cuello rígida, la tensión se expresa en la piel con manchas rojas, zonas irritadas, o mal hidratadas debido a que la sangre retrocede de la piel. Disminuye nuestro sistema inmune favoreciendo la aparición de resfriados, o de catarros y gripes. La tensión provoca dolor abdominal al tener los órganos tensos, mal irrigados, con cúmulos de gases a veces por un deficiente peristaltismo o movimiento de los intestinos lo cual puede producir estreñimiento o diarrea. Todo lo cual nos conduce a una fatiga constante.

Todos estos síntomas son las señales inequívocas de que algo estamos haciendo mal. Esta debería ser nuestra alarma para pararnos a reflexionar y preguntarnos, por qué nuestro cuerpo no funciona correctamente, porque segur, que hay un motivo que si descubrimos y corregimos evitará males mayores. No tienes por qué sufrir dolores de cabeza constantes, no tienes por qué sentir fatiga permanente, no tienes por qué tener dolores de espalda. Es posible vivir sin dolor y lo conseguiremos revisando nuestros hábitos de vida de vez en cuando. De esta manera evitaremos llegar a la siguiente fase.

Largo plazo: Fase de agotamiento

El efecto conjunto que la adrenalina y el cortisol pueden producir a largo plazo:

Aumento de las enfermedades cardiovasculares al formarse plaquetas arteriales y presentar hipertensión. Ambos hechos incrementan el riesgo de fallo cardíaco, renal y la posibilidad de sufrir un ataque al corazón.
Supresión del sistema inmune que favorece la aparición de infecciones, y alergias. Aumentan los tiempos de recuperación de una enfermedad y aceleran los procesos tumorales (estudios clínicos desde hace más de treinta años han aportado evidencias consistentes que relacionan el estrés crónico, la depresión y el aislamiento social con la progresión del cáncer).

Si la producción de cortisol es prolongada, excesiva o anormal, pude causar destrucción de músculo, hueso y tejido neural y producir las condiciones idóneas para la aparición de muchos tipos de dolor crónico.

  • Empeoramiento de los problemas de psoriasis, eccema y acné
  • Pérdida de apetito y pérdida de peso
  • Pérdida de memoria y de concentración al dañar el hipocampo
  • Migrañas
  • Diabetes
  • Supresión del periodo
  • Infertilidad
  • Úlceras estomacales
  • Insomnio
  • Depresión
  • Ansiedad
  • Alopecia
  • Miedos irracionales
  • Ataques de angustia y pánico
  • Síndrome de fatiga crónica
  • Disminuye la densidad ósea

En los animales se ha demostrado que la hipercortesolemia (aumento del cortisol) de la fase de agotamiento puede ser neurotóxica para las estructuras cerebrales vulnerables como el hipocampo lo que implica de forma secundaria, que disminuya la neuroplasticidad y la neurogénesis entre otros efectos.

Como podemos observar, el estrés prolongado en el tiempo es inequívocamente una fuente de enfermedad, de envejecimiento prematuro, y de aumento de la mortalidad, por eso es esencial poder combatirlo a tiempo.

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Escrito de la Editorial Osatoki